sábado, 5 de octubre de 2019

A mis cincuenta y dos.

A mis cincuenta y dos comprendí...
Que de la felicidad sigo siendo aprendiz.
Que volar está en mi esencia.
A no pensar demasiado,
porque si lo hago
murallas de pretextos
y fantasmas disfrazados de miedo
me retrasaran en mi sendero.
Que los laberintos escondidos
son hermosos de explorar.
Que lo importante es amar
sin temor a ser herido.
Que es mejor ser ave en vuelo
antes que árbol al suelo asido.
Que el cielo es infinito,
casi tanto como mis sueños por cumplir.
Que mis cicatrices son hermosos galardones
de mil guerras que jamás dejé de batallar.
Que en el lápiz y el papel
está todo lo que anhelo,
son testigos de mis logros
y también son mi pañuelo.
Que no existe la utopía
es tan solo un disfraz
de la inútil cobardía.
Que no se cuanto me resta
por vivir en este mundo
que me impulsa con urgencia
de lograr algunas metas.
Que de cierto he de fallecer
y si acaso debería
algún día de volver
junto a un lápiz y el papel
otra vez seré poeta. Leonardo67.

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