Algún día de verano
un rosal fuimos a plantar
y cuán bello se veía
al espejo en tu mirar.
Mil suspiros lo envolvían
todo el tiempo sin cesar,
al abrigo de poesía
se sabía cobijar.
Han pasado tantos años
y el otoño lo alcanzó,
pareciera que marchita,
que la rima se acabó.
Tal vez vuelva a florecer,
tal vez se ha de marchitar,
en el jardín de los recuerdos
perenne permanecerá. Leonardo67.
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