
El amor tiene dueño
el es un duende pequeño
que con su tablero en la mano
siempre me invita a jugar.
Como yo no sé y no puedo
vivir sin amar,
me siento de nuevo
para volver a jugar.
Aunque me has ganado mil veces
siempre te supe pagar,
dejando mi alma por algún lado,
mi corazón herido,
mis ojos empañados,
los sueños por la mitad,
pero también tengo memoria
que una vez supe ganar.
Si por burla del destino
nuevamente hay que jugar,
jugaremos cada día
tómalo como un ritual,
ya no ha de lastimarme
el perder una o mil veces,
porque a mí solo me basta
con vencerte una vez más,
y cuando al fin llegue ese día
festejaré con alegría,
haber salido victorioso
en la partida final. Leonardo67.
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