
Un día partiste
y quedamos solo tres,
era un mediodía soleado,
para mí, fue el más triste anochecer.
Alcé mi vista hacia el cielo,
mis ojos cual vidrio empañado
buscaban por algún lado
un poco, solo un poco de consuelo,
Con el alma por ningún lado
y mi corazón destruido,
contigo se iban mis sueños
y me sentí más que acabado,
vencido cual boxeador
que no puede despegar de la lona,
como barco sin timón
que no puede navegar,
cual nadador exhausto
que no puede atravesar la ola,
como un reloj inútil
que no puede dar la hora. Leonardo67.
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