
Amanece, un nuevo día
y los rayos del sol golpean mi cara,
me comienzan a entibiar,
se transforman en mi guía
para saber que tengo vida
y no soy solo recuerdos,
que me impidan andar senderos
donde hallar mi porvenir.
Amanece una vez más
y aunque vea todo gris,
se que el azul profundo
pronto iluminará mi cielo,
porque este infinito anhelo
son mis alas desplegadas
y la fuerza de mi alma
se convierte en el motor
de un águila viajera
sin ninguna tormenta que pueda
su vuelo detener jamás.
En busca de aquel nido
que alguna vez el destino
le supo arrebatar. Leonardo67.
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