viernes, 2 de julio de 2010

Mi cuarto.


Compañero silencioso
de aventuras y de amores,
despedidas y dolores,
de mis grandes alegrías
y de mis noches de llanto.
Refugio preferido
de mis versos más sentidos
donde con lápiz y papel
voy volcando sentimientos.
Amigo inseparable
de mil noches de tormento
que inundaron a mi ser
cuando en alguna circunstancia
me sentí desfallecer.
Fortaleza inexpugnable
donde suelo refugiarme
hasta sentirme invencible
para volver a pelear.
Tú eres el mudo testigo
de cada momento vivido,
de lo que en mi corazón anido,
de los sueños incumplidos
y de los que fueron realidad.
Por eso querido cuarto
siempre vas a ser
como mi santuario sagrado,
en donde quedará grabado
todo lo que he transitado,
lo que estoy caminando,
lo que resta de andar. Leonardo67.

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